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"Esta es como una segunda casa" Chuchu

¿Quiénes hacemos La Casa? José Luis Figueiras Solla


Hace 37 años, sirviendo té, café y medialunas, entraba por las puertas de la Legislatura José Luis Figueiras Solla, mejor conocido como “Chuchu”. Su primer día de trabajo fue en la cocina y le preguntaron si se podía quedar, que había sesión, y así fue como un año más tarde pasó a ser efectivo.


Chuchu no solo es encargado de La Torre del Reloj y el Carrillón, sino que también fue parte de muchas otras áreas de esta Casa. Cuenta con un paso por Protocolo y Ceremonial, fue agente de apoyo de las visitas guiadas y formó parte de la organización de “La Noche de los Museos” y los “Open House”.


Sin embargo, a quienes considera como “sus hijos” -como él mismo afirma- son la Torre del Reloj y el Carrillón. A continuación, nos regala un poco de su historia.


- ¿Cómo es tu historia con el carrillón?


-El Carrillón es algo que es muy personal, pasaron tantas cosas que ya es como mío. Cuando funcionaba mal en la época de Morelli, yo subía arriba a la campana del 3° piso y “el maestro” (como Chuchu llama a Morelli) de abajo apretaba la tecla.


En el año 2007 nos convocan porque había un concierto internacional de campanas mellizas, del que participaban Alemania, Nepal, Estados Unidos, Italia, Suiza y Argentina. Eran campanas mellizas que tocaban una detrás de otra. Argentina cerró el concierto con un tango.


En esos momentos, en la oficina no había nada, estaban el aparato, el maestro y nadie más. Con el tiempo se fue armando.


Nosotros luchábamos mucho porque se arreglara, pero costaba. Hasta que vino Carmen Polledo, allá por los 85 años de la casa, pero ahí el maestro ya había fallecido. Ese fue el momento en que se automatizó, antes funcionaba manualmente. La pianola podía funcionar manualmente por rodillos con partituras que tenían unos pinches que caían en las partituras y funcionaban.


Cuando el maestro falleció, al año siguiente se revive al Carrillón. Se automatiza. Traen un órgano y se reduce a 30 teclas. Así fue como a los 85 años volvió a vivir automáticamente el carrillón.


- ¿Qué crees que representa para la Ciudad?


- El carrillón, cuando se colocó, era el más grande de toda América. Son 30 campanas con una melodía. Se puede tocar cualquier canción adaptada.


Hoy en día se está tocando todos los días, a las 12:05 y a las 18:05, porque a las 12:00 y a las 18:00 suena el reloj de la torre. Entonces se retrasa 5 minutos. Inclusive hoy en día, a pesar de que suena mal, mucha gente que trabaja ha comentado que ellos se guían por el Carrillón para saber cuándo tienen que salir a comer y cuánto les queda para terminar de trabajar. Funciona como un reloj.


- ¿Cuáles son los desafíos de este trabajo? ¿Y lo que más disfrutás?


- El desafío, que cuesta pero no abandono, es que suene bien y que vuelva a ser el himno musical de la Ciudad. No solo para mí, sino para toda la Ciudad.


Con respecto a lo que más disfruto, es que esta es como una segunda casa. Hoy vivo a siete cuadras a la altura del reloj y la torre, así que me levanto y desayuno con esa vista. Soy de venir acá sábados, domingos.


- ¿Qué historias guardan estas paredes?


- Incontables. Un día estaba arriba mirando la campana del reloj, aburrido, y me puse a mirar las campanas y sus nombres grabados. Ahí me di cuenta que faltaba una: la Santa María. Siempre fue un mito. Ni las autoridades, ni el relojero sabían que no existía la Santa María.


Hasta que un día cayó un periodista a la Legislatura y le conté la historia. El nombre de una de las campanas no era la “Santa María”, sino “Las Patricias”. Me dijo que iba a averiguarlo. A los pocos días me llama y me dice: “Chuchu tenías razón, la Santa María no existe” y se puso en campaña y finalmente se corrigió. Las 5 campanas son: Las Patricias, La Pinta, La Niña, La Porteña y La Argentina.


Otra gran historia es que, el día de la muerte de Eva Perón, que fue a las 20:23 pero socialmente se dice que fue 20:25 para que la gente lo incorpore, ¡el reloj de la torre se paró exactamente en ese horario!


No alcanzan las páginas para contar la historia de José Luis Figueiras Solla en esta casa. Un personaje muy interesante que conoce todos los rincones del edificio y la mayoría de sus anécdotas.


¡Gracias Chuchu por compartir un fragmento de tu trayecto en la Legislatura!


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